DB Multiverse
DBM Universo 16: La unión de dos vidas
Escrito por Syl & Salagir
Adaptado por Alice
Cuando Vegetto entró en el cuerpo de Buu, tomó una decisión: mantener su escudo (U16) o liberarlo (U18). Esta es la historia de lo que sucedió después... A pesar de que Vegetto ha salvado el universo, Goku y Vegeta, quienes lo crearon, definitivamente han desaparecido...
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Parte 2 :91011121314
Parte 3 :15161718192021222324
La historia del universo 16 óla unión de dos vidas.
Capítulo 1: El final de la pelea contra Buu
Traducido por Alice
Vegetto se puso en pie contra su enemigo, con el cabello erizado y dorado en la cabeza. Lucía los dos pendientes que habían hecho posible la fusión de Goku y Vegeta, así como el par de guantes y de botas de éstos, con un abrigo azul oscuro sobre una camiseta naranja, ajustada con un cinturón del mismo color. Con una sonrisa victoriosa abrió sus finos labios mientras empezaba a pensar en el plan que llevaría a cabo.
"Debo liberar a mis amigos... Pero, ¿cómo?" pensó Vegetto mirando al montón de chicle invencible que era su oponente. Había pensado en entrar en el cuerpo del monstruo, pero ¿y si no podía salir? Buu, con los puños cerrados y una expresión de pura rabia en la cara, gruñó:
"¡Maldición!" "Esto..."
"¿No debería estar pasando?" terminó Vegetto con una sonrisa burlona antes de continuar. "No te preocupes, yo también estoy sorprendido..."
Vegetto hizo una breve pausa antes de seguir, alargando la sonrisa:
"Por el hecho de que ahora soy más fuerte que tú, quiero decir."
Buu apretó aún más los puños. Una vena en la cabeza le latía con fuerza, amenazando con explotar en cualquier momento. Gotas de sudor le corrían por la cara rosada. Susurró un insulto entre los dientes apretados antes de decir en voz alta:
"No me dejas otra opción..."
Se concentró, reuniendo fuerzas para su próximo ataque. Vegetto no se resistió, con ganas de ver lo que el monstruo le preparaba. Buu contrajo el estómago y sintió una sensación de hormigueo a lo largo del esófago. Por último, hinchó los pómulos y entreabrió la boca para expulsar una sustancia blanca ligeramente vaporosa. Repitió la operación cuatro veces, cada vez más rápido. Las cosas flotantes tomaron poco a poco la forma de fantasmas con la cabeza de Buu. Lanzaron una mirada maliciosa a Vegetto quien seguía sonriendo. Detrás de ellos, Buu el original exclamó:
"¡Toma esto! ¡¡El súper ataque kamikaze de los fantasmas!!"
“Ya veo...” Vegetto dijo, poniéndose en posición de combate. “Una de las técnicas de Gotenks...”
“¿La conoces?” Constató Buu. ¡Entonces, ya sabes también lo poderosa que es! ¡Si las llegas a tocar, la explosión está garantizada!
Buu hizo un gesto hacia el Saiyano:
“¡Al ataque!” Ordenó.
Los fantasmas kamikazes se lanzaron hacia el guerrero que desapareció de su vista. Reapareció a su izquierda, con el brazo levantado para lanzar un nuevo ataque.
“¡Aquí hay un poco para ustedes!” Exclamó, bajando el brazo.
Cinco esferas de energía salieron para impactar sobre los 5 fantasmas, que explotaron. Una vez que el humo se disipó, Vegetto dijo:
“¿De verdad pensaste que eso iba a funcionar?” Es un ataque inventado por unos niños. Diría que estás desesperado.
Buu liberó un grito de rabia.
En el reino de los dioses, el Supremo Kaiosama exclamó:
“¡Deja de jugar!” ¡Acaba con él ya, muchacho idiota! Maldita sea... Se ha hecho demasiado fuerte como para tomarse el combate en serio...
“Esperaba que fueras más poderoso...” Dijo Vegetto, con los brazos cruzados. “Ni siquiera me he alentado...”
“¡No es justo, tú te has fusionado!” Exclamó Buu, abalanzándose sobre Vegetto para darle un codazo que fue bloqueado por la suela de Vegetto.
“¿Y?” Preguntó el Saiyano bloqueando otros golpes. “¿No se supone qué eres tú el que absorbe a todo mundo?”
Después de una serie de golpes de Buu, todos bloqueados por los pies y las rodillas del guerrero, éste le dijo, divertido:
“¿Ves?” ¡Te puedo ganar sólo con las piernas!
Mientras tanto, Dende, llevando a Satán, se acercó al lugar del combate. Quería ver a cualquier precio quién estaba ganando, y ayudar a Goku si podía. Las vibraciones de la batalla le perturbaban algunas veces durante el vuelo, pero a él no le importaba. Satán pregunto:
“Qu... ¿Qué son todos estos ruidos?”
“Es Goku, que está luchando.” Dijo simplemente Dende aumentando el ritmo.
En ese momento Vegetto le dio una enorme patada en la cara a Buu, rompiéndole la nariz al mismo tiempo.
“¡Eres tan débil!” se burló el Súper Saiyano. “¡No me puedes ganar, hagas lo que hagas!”
La expresión de dolor mezclado con rabia que tenia Buu desapareció, dando paso a una sonrisa maliciosa.
“Oye...” ¿Te gustan los caramelos de café? Dijo a Vegetto, quien levantó las cejas con sorpresa.
Lanzó su antena en la dirección del Saiyano y salió un gran rayo. Alcanzó al guerrero de frente, que se transformó en un caramelo y cayó en la mano de su oponente. Una gran sonrisa estiró los labios del monstruo, que exclamó:
“¡Sí! ¡Te tengo, maldito! ¡Y todo porque estabas demasiado seguro de tu fuerza!”
Shibito abrió los ojos con una mezcla de sorpresa y desesperación ante la bola de cristal, mientras que el anciano exclamó con horror:
“¡Estúpido! ¡Lo sabía! ¡Ahora todo está perdido!”
“¡Ja ja! ¡Ahora que eres un caramelo, estás indefenso! ¡Te voy a comer, se acabó para ti!” Dijo Buu con Vegetto encerrado en su puño.
Iba a aflojar la mano para tragarse al Saiyano pero sin previo aviso su puño se estrelló contra su cara. Dejó caer el caramelo con el dolor para llevarse las manos a la cara. Caramelo que se había echado a volar. Entonces, una voz salió:
“¡Oooh, lo siento, pero parece que todavía soy demasiado fuerte para ti! Tu oponente es ahora el caramelo más fuerte del universo. ¿Qué vas a hacer?”
Sorprendido, Buu miró hacia el pequeño dulce y exclamando:
“¿Qué?”
“Aún estás en problemas.” Resumió el caramelo. Ahora que soy pequeño, te será más difícil hacerme daño. “¡Toma esto!”
Y el dulce se precipitó hacia el estómago del monstruo que se inclinó, jadeando, antes de subir para golpear su mentón. Buu esbozó un movimiento fácilmente esquivado para coger el caramelo que le pegaba. Entró en su boca, perforado el cuello del debilitado monstruo, y rompió con el golpe la mitad de su antena.
“Ouuups, lo siento. Dijiste que me querías comer, así que salté a tu boca, pero parece que te he atravesado... Entonces, ¿quieres más?”
Furioso, Buu le dio a Vegetto su aspecto original.
“¿Qué? ¿Ya no quieres que siga como caramelo? Parece que ya no te quedan trucos...”
Shibito se secó la frente y respiró con alivio. Rô Dai agarró su bola de cristal y gritó:
“¡Basta! ¡Acaba con él ahora!”
“Bueno, estoy cansado de todo esto. Voy a terminar. Te dejaré diez segundos.” ¡Di tus oraciones! amenazó el Saiyano iniciando la cuenta atrás.
"Pero, ¿a qué estás esperando? pensó Vegetto. Ya no te queda más que ese medio..."
Buu había colocado su brazo delante de la cabeza por reflejo. La cuenta ya estaba en 5.
"¿Y ahora qué? No tengo más remedio, tengo que absorberlo... Pero, ¿cómo?"
Entonces su rostro se iluminó al recordar que el trozo de antena que le había cortado Vegetto seguía todavía abajo. Hizo levitar esa parte de él detrás de su oponente, quien ya había visto en realidad el peligro, pero que se lo esperaba. Cuando la cuenta llegó a 10, el trozo de chicle se extendió alrededor de Vegetto para cubrirlo. Concentró sus fuerzas a fin de generar un escudo antes de sentirse envuelto por su oponente.
Cuando abrió los ojos, estaba en el interior del monstruo. Sonrió, secándose una gota de sudor en su rostro. ¡Su escudo había funcionado! Ahora debía liberar a todos.
Mientras tanto, Buu estaba alegre. Había absorbido finalmente todas las amenazas que le bloqueaban el camino. Ahora, nada podría impedir que se convirtiese en amo del universo. ¡Comenzaría por destruir ese estúpido planeta! ¡Luego iría hacia la fuente de vida más cercana y la destruiría también! ¡Y así sería para todos! Shibito estaba al borde de la desesperación: su única oportunidad para vencer a Buu había sido destruida ahora. Golpeó el suelo, pero el anciano le dijo:
“No ha sido absorbido: ¡Mira! Buu no ha cambiado. Vegetto todavía debe estar por dentro...”
Lleno de nuevas esperanzas, Shibito levantó la cabeza. Quizás no estaba todo acabado...
Ensordecido por las risas del Djinn que resonaban a lo largo de todo su cuerpo, Vegetto saboreó el éxito de su plan.
” Bueno, puedo dejar mi escudo ahora...”
Sin embargo, un atisbo de duda le hizo cambiar de opinión. En el momento de relajar sus músculos, y al mismo tiempo su protección, algo le hizo parar. Un rápido "y si" que resonó en sus oídos se las arregló para convencerlo de no hacerlo.
Recorrió unos segundos el interior de Buu, hasta que encontró a Trunks, Goten, Gohan y Piccolo cada uno encerrado en una especie de capullo rosa fijado en el suelo y al techo del laberinto.
“Bueno, ahora tengo que sacarlos de ahí y llevarlos afuera... "
Vegetto extendió su brazo hacia los capullos y comenzó a cargar una bola de energía.
"Que pase lo que tenga que pasar... Voy a empezar por liberar a Gohan...”
El monstruo de color rosa se levantó en el aire y levantó su brazo derecho hacia el cielo, con una sonrisa de victoria en los labios, cuando algo extraño le inquietó: Se suponía que se transformaba después de cada absorción. ¡Esta vez no había pasado lo mismo! Bajó el brazo y miró sus manos. ¿Qué estaba pasando? De repente sintió un hormigueo recorrer toda su médula espinal y ascender hacia el cerebro. Cogió su cabeza cuando sintió un calentamiento interno en el lugar donde las personas absorbidas eran almacenadas y comenzó a temerse lo peor... Cuando se transformó, se miró las manos, ya sin dedos, constatando que ahora tenía la apariencia de su transformación cuando había absorbido a Piccolo. Miró con incredulidad su vestimenta. ¡Esto debía parar inmediatamente!
Vegetto había terminado por fin la operación de rescate y se preparaba para salir del lugar con todo el mundo cuando delante de él apareció... Buu. Al igual que una miniatura de sí mismo en su propio cuerpo. Asombrado, Vegetto junto las cejas. Buu preguntó:
“¿Qué es lo que pensabas hacer aquí?”
“Salir con todo el mundo, ¿por qué?” Respondió Vegetto con sarcasmo.
“¡No voy a dejar que hagas eso!” gritó Buu.
El Saiyano extendió tranquilamente el brazo hacia la pared y dijo:
“¡No hagas nada precipitado o te perforaré el cuerpo!”
Una sonrisa apareció en la cara del monstruo rosa:
“Anda, hazlo.” Invitó con una mueca.
Vegetto frunció el ceño y soltó los dos capullos que tenía en la mano derecha para dirigirla hacia la pared y lanzar una enorme bola de energía. Abrió un pequeño túnel que se cerró rápidamente. El Saiyano abrió los ojos con asombro, luego miró a Buu buscando una explicación. Éste último se echó a reír, diciendo:
“Eres muy pequeño. ¿Qué esperabas? Estás aquí en mi territorio. ¡Incluso con mi poder reducido, yo ganaría!”
“Bah, sólo debo reducirlo un poco más...” Dijo Vegetto calmadamente sosteniendo su brazo alrededor de un quinto capullo.
Buu abrió los ojos y gritó, presa del pánico:
“¡No toques eso! ¡Sobre todo no lo arranques!”
“¿Tienes miedo? Interesante...” Analizó el guerrero apretando su presa.
“¡Alto! ¡Ya no seré yo mismo si arrancar eso!”
Por toda respuesta, Vegetto estiró un poco más del capullo. Buu se abalanzó de un salto y empezó a gritar:
“¡No lo toqueeeeees!”
Antes de que Buu tocase a Vegetto, éste rompió el capullo que contenía la parte buena de Buu de un tirón. Buu cayó al suelo y lanzó otro grito antes que fundirse en el suelo. Vegetto suspiró, tomó los capullos que contenían a sus amigos, y rápidamente despegó en busca de una salida. Los músculos de Buu se contraían, arrancándole gritos diversos al monstruo. Salía vapor de su cráneo. Sentía como si un hierro al rojo vivo estuviese colocado junto a su piel.
Cuando el Saiyano finalmente encontró acceso al exterior, se lanzó a toda velocidad y finalmente se encontró fuera. Vegetto inmediatamente volvió a su tamaño normal. Mitad sorprendido, mitad aliviado, puso a sus cuatro amigos en el suelo antes de volverse hacia Buu con una mirada dura. Buu se retorcía en todas direcciones en medio del aire, como con convulsiones. Con las manos colocadas sobre el pecho y la garganta, se puso a gritar a pleno pulmón. Al parecer, la extracción de los capullos no estaba exenta de dolor. Vegetto contempló el cambio de forma del monstruo.
En un primer momento creció y se convirtió en una montaña de músculos enormes, aumentando su poder. Vegetto pensó que había cometido un error, pero inmediatamente después, se encogió, sus músculos empezaron a fundirse, a alargarse, y sus facciones se refinaron. Parecía un niño. Y esta vez su poder era menor.
Una vez completada la transformación, Buu dejó de gritar y apoyó sus brazos a lo largo de su cuerpo, jadeando. Una vez que hubo recuperado el aliento, una sonrisa sádica iluminó su rostro. Lanzó un grito, pero no un grito de dolor que antes: Un grito que sólo podía ser emitido por un ser completamente dominado por la locura. Luego dirigió sus brazos hacia el suelo y lanzó una bola de fuego devastadora. Reaccionando rápidamente, Vegetto envió una bola de energía que chocó con la otra. Las dos bolas de energía se desvanecieron juntas. Sudoroso y frustrado, gritó Vegetto:
“¡No puede ser, tú si que estás loco! ¡Espera un poco!”
Sin atender a su oponente, Buu levantó el brazo con la intención de preparar un ataque mayor. Pero Vegetto se fue a toda velocidad delante de él, colocó sus dos manos una encima de la otra, unidas por la parte inferior de las palmas, y envió una onda de energía de un poder extraordinario sobre su oponente. Buu se encontró requemado y su ataque había sido desintegrado. Echó una mirada de odio, pero no pudo evitar el golpe con la rodilla que recibió en su totalidad en el estómago. Empujado lejos, oyó a su oponente decirle:
“¡Ahora, voy a terminar contigo rápidamente!”
Y Vegetto apareció ante sus ojos y dirigió su mano hacia él. Buu sintió un golpe en el estómago, y después una sensación extraña, como si parte de él muriese. Abrió los ojos y vio que su adversario le había hecho un enorme agujero en el vientre. Sorprendido, no reaccionó de inmediato. Vegetto repitió el ataque hasta que sólo quedó un pequeño pedazo del cuerpo de Buu.
"¡Adiós!¡Espero la revancha cuando te reencarnes en alguien bueno!"
Luego hizo desaparecer la última pieza de un puñetazo. Finalmente, la amenaza había sido erradicada. Vegetto exhaló un suspiro de alivio. Sus cabellos volvieron a ser del color del ébano, así como sus ojos. Se pasó una mano por la frente ligeramente húmeda y murmuró para sí:
“Lo he conseguido...”
“¡Lo ha conseguido!” Exclamó Dende, con lágrimas en los ojos. Vegetto puso dos dedos en su frente y apareció en el reino de los dioses. Shibito y el Supremo Kaiosama estaban allí, felices como nunca antes.
“¡Bravo, muchacho!” Dijo el anciano dándole una palmadita en la espalda a Vegetto.
Ahora, lo más importante era resucitar a todos y restaurar la tierra, pero las bolas de dragón eran inutilizables por el momento debido al deseo de Bulma días antes. A pesar de ello Vegetto suspiró cuando sus ojos se posaron en el pequeño namekiano que trataba de alguna manera de calmar al « campeón del universo ». ¡Namekianos! ¡Pues claro! Vegetto, lleno de nueva esperanza, alzó la vista al cielo y gritó:
“¡Kaiosama! ¿Me oyes?”
“Sí. Contestó el dios. Acabo de ver tu victoria sobre Buu. Felicitaciones, muchacho.”
“Gracias, maestro. Pero ahora necesito sus servicios...”
“¿Qué pasa?”
“Querría que se me permitiese hablar con los namekianos...”
Un silencio de duda siguió a esta petición. Kaiosama finalmente soltó:
“No sé si está dentro de las reglas...”
“¡Por favor! pidió Vegetto. ¡Es de suma urgencia!”
“Bueno, vale... Dijo finalmente Kaiosama antes de buscar el planeta Namek.”
Unos segundos más tarde, Vegetto escuchó al dios decir:
“¡Está bien, ya he hecho la conexión!”
“¡Gracias, maestro! Namekianos, ¿me escuchan?”
“Te escuchamos perfectamente.” Dijo la voz del jefe de los namekianos en su oreja.
Satán se llevó las manos a las orejas y le dijo a Dende con voz de pánico:
“¡Pequeño, estoy oyendo voces en mi cabeza! ¡No es normal!”
“¡Silencio! le interrumpió Dende. ¡Está hablando al jefe de mi pueblo!”
El terrícola parpadeó antes de orientar su atención al Saiyano que miraban al cielo con una mirada llena de esperanza.
“¡Jefe, necesito vuestras bolas de dragón para restablecer mi planeta y resucitar a mi pueblo!”
"Otro loco..." pensó Satán tratando de nuevo de determinar de dónde venían todas esas voces.
"Tengo las bolas de dragón junto a mí. ¡Hemos incrementado su poder, ahora se puede resucitar a toda la gente que quieras! ¡Sólo dime lo que quieres y se lo repetiré a Porunga!”
“¡Bien, gracias! En primer lugar, me gustaría restaurar los edificios y el paisaje como estaban antes de los combates, luego quiero que resucitéis a toda los terrícolas, excepto a los criminales, y finalmente... Querría volver a separarme en Goku y Vegeta.”
Vegetto vio cómo el paisaje alrededor de él se reconstruía, luego sintió el ki de todos los habitantes de la tierra invadirlo... Cerró los ojos, esperando la separación... Que no llegó. Oyó en el agujero de su oreja:
“ Lo siento, pero la separación de tu cuerpo está por encima de los poderes de Porunga.”
Vegetto sintió su corazón caer en el estómago. Luego dijo, con la esperanza de ocultar lo mejor posible la decepción que sentía:
“No pasa nada. Utilizad el tercer deseo para vosotros... Ya no lo necesito... Gracias por todo, jefe.”
“Muy bien. Hasta la próxima.”
Y la conexión se rompió. ¿Cómo iba a dar la noticia a Chichi y Bulma? Temía, sobre todo, ser una fuente de decepción para su familia. Vegetto miró a Dende, que había comenzado a curar a Gohan, luego a Piccolo y Goten, para terminar con Trunks. Los cuatro curados se levantaron casi al instante, buscando a su alrededor una señal. Sus ojos se posaron en Vegetto, en silencio. Él sonrió y les tendió la mano:
“Agarraos a mí, vamos...”
En el templo, el bullicio estaba en pleno apogeo...
“¿Si estamos aquí, vivos, eso significa que hemos ganado? balbuceó Bulma con esperanza.”
“Hay que creer que sí…” Dijo Yamcha. “Ya no siento el ki de Buu... Sin embargo, hay un desconocido... y muy poderoso.”
“¿Es el de Goku?” preguntó Chichi, con los ojos brillantes.
Krilin respondió con una negación, sacudiendo la cabeza.
"Es un poco como el suyo, pero también... Siento a Vegeta por dentro...”
“¿Vegeta? ¿Tienes noticias de Vegeta?” Bulma gritó desesperada.
“Euuuh... No sé... No entiendo demasiado... Balbuceó el luchador.”
“Entiendo lo que quieres decir, Krilin, aseguró Yamcha. Cierto, es extraño. Es... familiar y... Caliente... Como Goku pero... Es cerrado... Triste... Como Vegeta.”
“¡Raaaaah! ¡Estoy harta de ser la única que no entiende nada!” gruñó Bulma.
“Yo también...” Chichi suspiró.
“¡Está aquí!” Exclamó Krilin.
Todos los guerreros se pusieron en guardia, esperando percibir un nuevo enemigo. Vegetto, Gohan, Goten, Trunks, Piccolo, Dende y Satán apareció en medio del grupo.
“¡Videl, mi pequeña!” gritó Satán, arrojándose sobre su descendencia.
“¿Quién es ese?” preguntó Videl, señalando con el dedo a Vegetto, ignorando a su padre por el momento…
Se hizo el silencio. El Saiyano intervino:
“Cogieron los Potalas.”
“¿Los qué?” Preguntaron Bulma y Chichi, a la vez.
“Potalas. Repitió Vegetto. Se trata de un par de pendientes que permite que dos personas se fusionen... Definitivamente.”
“Defin... Comenzó Gohan.”
“¡Sí!” dijo Vegetto con una sonrisa en blanco. Yo me voy a quedar así... Para siempre...
Chichi se desmayó. Ella que creía poder recuperar a su marido. Como Bulma que... permaneció en silencio.
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