DB Multiverse
Hanasia, Reina de los Saiyanos
Escrito por Salagir
Adaptado por Alice
Esta historia tiene lugar en el planeta de los Saiyanos, hace 1000 años, mucho antes de que se convirtieran en los asesinos de poblaciones enteras que sembraron el miedo en toda la galaxia, en la era del Rey Vegeta...
Si alguna vez te has preguntado cómo estas personas tan poderosas vivían como una sociedad, si quieres saber cuál fue el destino de los guerreros legendarios antes de Broly, si las aventuras de un luchador frenético y emocional en un mundo de matones te tentan, entra en el mundo de la saga de Hanasia.
Parte 1 :123
Parte 2 :4567891011121314151617
Ayuda inesperada
Traducido por Alice
Los Tsuful habían hecho contacto repetidamente con personas de otros mundos. Sabían que no estaban solos, pero su tecnología actual no les permitía viajar a otros sistemas. Además, sus corresponsales les habían aconsejado que fueran lo más discretos posible, porque si se descubriera que su planeta estaba habitado, los ejércitos enemigos invadirían sin fallar.
Los Tsuful prefirieron no arriesgarse. También esperaban ser capaces de dominar los viajes espaciales por sí mismos algún día, y eventualmente investigar los mundos a su alrededor con una visión más personal. Decidieron cortar completamente el contacto de estos otros mundos y detuvieron cualquier contaminación de olas alrededor del planeta que mostraría con seguridad la existencia de una civilización. Pero vamos a tener más en estos detalles finos más tarde.
— ¡No entren en pánico todavía! Son solo extraterrestres. ¡Con un gran poder! ¿Por qué están ellos aquí?
— No hay coincidencias en la vida, han detectado las energías de los Saiyanos Milenarios.
— ¿Y enviaron a sus guerreros de élite para destruirlos? Todo parece demasiado bueno para ser verdad.
— ¡Esto significa que nuestro planeta ahora es notado por otras civilizaciones!
— Una cosa a la vez. ¿Dónde están? ¡Desaparecieron de las pantallas!
— ¿Así que ustedes son los que fabricaron todas estas cámaras, toda esta tecnología?.
Todos los Tsuful de la habitación se volvieron hacia la voz que hablaba su idioma. Los dos alienígenas estaban allí en la habitación con ellos. Los Tsuful empezaron a entrar en pánico. No tenían armas aquí. Todos sus paneles de control de seguridad estaban en las entradas del edificio, y usar algún tipo de teletransportación no parecía ser una opción.
Los alienígenas eran bípedos, uno de piel roja, que era grande e imponente. El segundo era apenas más alto que un Tsuful, con la piel morada y sonriendo maliciosamente. Desde su perspectia, facilmente comprendieron que el enano era el líder, y el rojo alto era el sirviente.
— Entonces hay dos civilizaciones completamente opuestas, dijo el grande.
— Y los están haciendo luchar. Los recipientes y la tecnología fueron hechos por ustedes, ¿no es así?.
— ¿Quiénes son ustedes dos? -preguntó Chiin-Lee, fría como el acero.
— Yo soy el Kaioshin, Dios protector de la parte oriental del universo. Y el es Kibito. Sentimos el poder de este ser y nos ha traído aquí. Había otra fuente de poder fuerte antes, ¿qué sucedió?
— ¿Ése? Dijo Chiin-Lee apuntando a una pantalla que mostraba el cuerpo de Hanasia moribundo.
— Kibito. Kaioshin dijo a su sirviente, quien puso su mano en el hombro del más pequeño y ambos desaparecieron de repente para encontrarse de nuevo en las pantallas frente al cuerpo.
El Kaioshin tocó el cuerpo, para comprobar sus signos vitales, y le dio una orden a Kibito, quien puso sus manos enormes sobre ella.
— Será muy difícil de tratar.
— Pon toda tu fuerza en ella, Kibito. Su destino es grande. También vi y entendí el plan actual con el ejército de guerreros allí. Su fuerza individual es bastante sorprendente. Pero contra él, no será suficiente.
Y voló a toda velocidad hacia el ejército de Saiyanos.
— Se han olvidado por completo de nosotros, estos dos 'kaioshins'... Un Tsuful dijo desagradablemente, viendo a los dioses en acción.
— No confían en nosotros, dijo Chiin-Lee. Lo siento... no les gustó la forma en que actuamos a distancia. Creo que no debemos decirles sobre el veneno o la bomba.
— ¡El Milenario se está acercando al ejército de Saiyanos!
— Hay que darle tiempo al general para poner en marcha el plan de ataque de los Saiyanos. Listo para disparar contra el Saiyano Milenario.
El ejército de Saiyanos se había detenido abruptamente ante la vista de aquel extraño espectáculo. El general Nizouki se encontraba sobre una piedra voladora, detrás de él, un Saiyano gigante que brillaba con mil luces, y cuya figura distante te hacía temblar, y detrás en el cielo estaban estas rocas cúbicas, pero gigantescas y flotantes en el aire.
Los líderes de la tropa volaron al unísono, y algunos eran del rango general como Nizouki, pero Nizouki era el más viejo, y el más consciente de la situación. Al instante tomó el mando de todo el ejército, aunque no había reunido ni colaborado previamente.
— Guerreros Saiyanos, ¡aquí está el Saiyano Milenario!. Hizo una pausa y continuó. ¡Vamos a atacar todos al mismo tiempo, porque su fuerza es la de miles de Saiyanos! ¡Vamos a usar uno, y sólo un ataque, una enorme esfera de energía agrupada para hacerla más poderosa!
Los objetos voladores dispararon todos juntos sobre el Milenario. Grandes explosiones en el aire ralentizaron a Romanesco, quien se detuvo, sólo para tomar ataques una y otra vez. Pero esta vez no lo dejó pasar. Se dio cuenta de que si estas cosas volaban y atacaban, también eran capaces de morir.
A continuación, se apresuró a los objetos voladores, que a su vez se dispersaron inmediatamente, mientras seguían golpeándolo. Pero todo lo que sentía era un pequeño cosquilleo.
— Son amigos, nos ayudarán, dice Nizouki con asombro al otro general. Pero no será suficiente, debemos aprovechar la oportunidad para cargar nuestro ataque. ¡Pónganse en posición! ¡Carga tu energía!
— ¡Prepara una esfera de poder, concentra toda tu energía! Dijo a cada cabeza en el ejército, para que todos lo oyeran.
Más de mil Saiyanos, en orden aproximado, cargaron energía en sus manos y se concentraron para atacar al Saiyano Milenario. Todo el mundo se movió al cielo y se extendió para poder disparar sin golpear a otro Saiyano, y todos tomaron su papel muy en serio.
Cuando Kaioshin lo vio, quedó impresionado. Sintió que el poder del ejército crecía y se acumulaba. Pero, ¿lograrían matar al monstruo? Ni de broma sucedería eso. No, el plan tenia que ser cambiado.
En este universo, en este momento, este Kaioshin era el ser más poderoso que existía. Las únicas personas que estaban en su nivel vivieron hace miles de años, y fueron los otros Kaioshins. Uno de ellos, el Kaioshin del Sur, superaba con creces su fuerza. Pero desde la masacre de un demonio llamado Majin Buu, él era el único que quedaba. Sin embargo, desde que Buu fue encerrado en una prisión, nadie tenía el poder de perturbar la paz de los grandes dioses.
Y el monstruo envuelto en un aura combinada entre verde y amarillo, él, allí, en ese momento, ya era más fuerte que un dios.
Su poder aumentaba rápidamente, demasiado rápido... y seguía aumentando. Pero el Kaioshin tenía muchas ventajas sobre él, como la experiencia, y los etaques sorpresa, porque este demonio atacaba de forma aleatoria.
Al igual que Nizouki, sintió que era hora de que el ejército disparara. Envió una orden telepática a Kibito y luego se arrojó sobre Romanesco.
En sus pantallas, Chiin-Lee vio desaparecer al sirviente rojo, dejando solo el cuerpo de la chica Saiyana. Miró a su alrededor, en caso de que él llegara a su sala de control. Y fue tal como habia pensado, él estaba allí con ellos.
— Debes enviar al enemigo al espacio, dijo Kibito.
— ¿Disculpe?
— Dispara desde debajo de él. Empujalo hacia el cielo. Él debe ser arrojado al vacío del espacio, fuera del campo gravitacional del planeta.
— ¿Y entonces?
— Entonces morira sin remedio. Y el gigante rojo desapareció (recuerden que los Tsuful tienen poco más de un metro de altura). Kibito es muy grande y enorme comparado con ellos). Lo vieron aparecer cerca del cuerpo de la niña y continuo poniendo sus manos sobre ella para sanarla.
— Supongo que es mejor confiar en el dios protector del lado Este, ¿verdad? Ella dijo bastante vacilante. Pero después de todo, ¿dónde estaba el peligro? En el peor de los casos, volverá y los planes iniciales se pueden usar nuevamente.
— ¿Uh Comandante? Dijo un consejero, normalmente aquí solo estoy como un observador. Soy un astrónomo...
— Sé que eres el Sr. Asivomisaku de la Familia Saori Tessier. Bueno... La razón por la que le estoy hablando es que no estamos en absoluto en el lado Este. Estamos en el cuadrante norte del universo, y no hay dudas al respecto.
— Oh.
Romanesco no sintió la fuerza de sus enemigos. Él solo atacaba completamente por instinto. Y este instinto era bastante pobre. Cualquier ataque sorpresa... bueno, dentro de lo que cabe, lo sorprendería. Pero esta forma de pelea permanecia efectiva para él, ya que nunca había sido herido y sus respuestas a menudo eran golpes devastadores.
Así que justo antes de que sus dedos tocasen a un extraño monstruo que volaba y transpiraba fuego, fue agarrado por el tobillo.
Volvió la cabeza para ver a alguien tan diferente de lo que había visto en su vida. Pequeño, con una piel de colores brillantes y cabello que no era negro, que lo atrajo y empujó su puño en el vientre gigante de su oponente.
Romanesco sintió el poder del disparo en todas sus agallas, y luego el oponente de colores brillantes voló cada vez más alto y retrocedió, se dio cuenta de que había encontrado de nuevo un oponente para igualar su fuerza. Este ser era más fuerte que todos los anteriores, mucho más. Incluso más que la chica dorada.
Rugió de placer y aminoró su movimiento. Pero ya el gnomo estaba sobre él. Su velocidad le daría más fuerza a su próximo golpe. Y, de hecho, intentó golpear al Milenario de la misma manera que lo habia hecho antes. Pero Romanesco lo vio venir. detuvo el golpe con su mano y lo devolvio al suelo con la otra mano.
Pero fue una farsa. Su oponente había detenido su puño y se había girado. En un arte de combate aéreo que nadie había visto nunca, giró todo su cuerpo, no en el eje de la columna sino como una hélice, cuyas piernas eran una cuchilla y la parte superior de su cuerpo era la cuchilla opuesta. Y también le dio más velocidad, y sus pies golpearon a Romanesco, que estaba completamente sumergido.
Romanesco no se dejaría ridiculizar una vez más. Invocando la omnipotencia de su condición de Saiyano Milenario, no se movió más de un metro, se detuvo al instante y fue a atrapar a este gnomo. Excepto que el Kaioshin nunca subestimaba a sus oponentes, por el contrario. Conocía al guerrero capaz de esto y no estaba sorprendido. Evitó el ataque y comenzó un combate cuerpo a cuerpo rápidamente.
El Kaioshin del este siempre había sido inmensamente cauteloso. La carga del universo estaba sobre él. Estuvo solo por mucho tiempo y comenzó a desconfiar de todo y tomaba precauciones en cada acción. Él no debería recibir ningún daño de esta abominación. Solo tenía que entretenerlo y colocarlo en el lugar correcto.
Mientras Romanesco golpeaba al azar, su oponente leía sus ataques con facilidad y evitaba todos mientras seguía pegado al gigante, lo que le molestaba mucho. Era exactamente lo que él quería. Luego se encontró aferrándose a la espalda del Saiyano Milenario, Romanesco, que comenzó a volverse contra sí mismo en un vano intento de revertir sus articulaciones... al descubrir que estaba siendo molestado.
Todos los buques Tsuful aterrizaron verticalmente, tan rápido que dieron la impresión de caer como piedras. Romanesco luchaba contra un nuevo oponente, poderoso e invisible, porque a diferencia de él y Hanasia, el Kaioshin no producia una luz fuerte, y de una pelea a este nivel de velocidad, era su única forma de ver dónde estaban los combatientes. Para un observador externo ver hasta la más mínima parte de esta batalla casi se consideraba un privilegio.
Pero lo que Nizouki notó fue que la pelea se estaba extendiendo más y más, y que las armas de Tsuful estaban abajo. Y al igual que Kaioshin, Nizouki era inteligente y se había dado cuenta de que había un plan.
— ¡Le dispararemos al aire! ¡Reposicionence ahora mismo! Esperen mi señal...!
Los Saiyanos se alejaron el uno del otro y en un plano horizontal con mucho cuidado. La mayoría de los guerreros estaban en su límite de cargar sus mejores y más fuertes ataques, y pronto explotarían o tendrían que tirarlos imprecisos a cualquier parte. Pero se aferraron firmemente a ellos, porque sabían que en este evento histórico, todos deberían actuar como guerreros. Y nadie quería ser conocido como "el que falló miserablemente en su ataque contra el Saiyano Milenario".
Durante unos minutos, quizás unos segundos, miles de Saiyanos perdieron su individualidad. Fue lo suficientemente grande como para ser notado.
Nizouki sintió un hormigueo. Una señal tal vez. Un sentimiento, enronces...
— ¡¡¡ATAQUEN!!! Grito a todo pulmon.
Una gigantesca esfera de poder se formó sobre mil Saiyanos. Un rugido que recordaría la mayor parte del grito de guerra de los Saiyanos como simios gigantes que parecía invadir la llanura. Nizouki extendió sus manos y agregó más poder al ataque. Un guerrero rojo de gran poder, aparecio repentinamente, casi en el corazón de la vorágine, para agregar también su propia fuerza y velocidad. La esfera de energía se elevó por el cielo. Las armas Tsuful también dispararon y arrojaron sus ataques de energías juntas. Sobre ellos, una columna roja se levantó. Era un arma de poder de energía que no habían usado antes. Más efectiva para unirse a las esferas de poder que habian creado los Saiyanos. Los misiles habían destruido partes de la explosión y habían perdido algo de poder general.
En este espacio donde el aire se volvía plasma rojo, donde el sonido era superado por oleadas de energía, donde la temperatura aumentaba en proporciones extrañas, Romanesco aún trataba de atrapar al duende que se aferraba a su espalda como un parásito repugnante.
Y vio que todas las fuerzas del mundo se precipitaban sobre él.
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