DB Multiverse

DBM Universo 16: La unión de dos vidas

Escrito por Syl & Salagir

Adaptado por Alice

Cuando Vegetto entró en el cuerpo de Buu, tomó una decisión: mantener su escudo (U16) o liberarlo (U18). Esta es la historia de lo que sucedió después... A pesar de que Vegetto ha salvado el universo, Goku y Vegeta, quienes lo crearon, definitivamente han desaparecido...

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Parte 2 :91011121314
Parte 3 :15161718192021222324
[Chapter Cover]
Parte 2, Capítulo 11.

Capítulo 11: ¡Resiste!

Traducido por Alice

Todo el mundo llevaba en la mano un mapa con una parte de color rojo: Era el lugar adonde tenían que ir a labrar la tierra. Krilin y Vegetto se sonrieron:

“¡Todo esto me recuerda a los viejos tiempos!” exclamó Krilin.

“Sí, los recuerdos vuelven...” Murmuró Vegetto.

“¿Tenemos que ir allí con las manos desnudas?” preguntó Trunks, frunciendo el ceño.

“Iremos más rápido de esa manera. Respondió Vegetto, estirándose. Además, harás un poco de ejercicio.”

“¡Moveos en vez de hablar, iréis más rápido!” gruñó Bulma.

Los hombres asintieron antes de echarse a volar.

Cuando Vegetto llegó a su terreno y puso las manos en el suelo, sintió que la nostalgia lo invadía. Vio unas manos más pequeñas, más infantiles, remover el suelo con dificultad. Aturdido, cerró los ojos durante unos segundos, y luego los volvió a abrir con su propio par de manos. Sintió una lágrima en el rabillo de su ojo, pero no se la quitó. Metió las manos en el suelo con ira y comenzó el trabajo, con la mente en otra parte...

Más lejos, Krilin se atareaba en el trabajo lo más rápido posible. Después de media hora, se permitió una breve pausa. Había removido ya unos cincuenta kilómetros cuadrados de tierra, se merecía resoplar, ¿verdad? Respiró ruidosamente antes de desplomarse en el suelo, mirando el cielo azul. Destellos de Goku y él regresar de vez en cuando. Aunque apreciaba a Vegetto, no era lo mismo... Sin embargo, no podía culpar a nadie... Después de todo, no había nadie a quien culpar... Y además no hacía más que unos pocos meses. Mejoraría con el tiempo. Krilin cerró los ojos, que sintió llenarse de lágrimas al pensar en su mejor amigo, casi su hermano... Se pasó la manga por la cara, luego se levantó y se estiró. ¡Esos campos no iban a ararse solos!

Gohan, mientras tanto, estaba trabajando lo más rápidamente posible, sin ni siquiera hacer una pausa de diez segundos. Quería darse prisa para poder volver con Videl, que se había quedado con las otras mujeres en el campamento. Habían decidido que el arado era un trabajo de hombres. Y no hubo manera de razonar con ellas. Pero no importaba. Según sus estimaciones, le harían falta dos horas y media, si mantenía el ritmo, para terminar su parte. Fue estimulado por esa idea que Gohan aceleró el ritmo.

Goten y Trunks estaban trabajando juntos en su pedazo de tierra. El uno al lado del otro, charlaban en voz baja haciendo el trabajo. A veces hacían una pausa, de unos pocos minutos, pero rápidamente volvían al trabajo para no volver demasiado tarde. Hacia la mitad de la jornada llegó Vegetto a echarles una mano. Así fue como el día pasó para todos. Al día siguiente todos se fueron a plantar las semillas senzus. Al día siguiente, regaron y echaron el abono. Pasaron un mes cuidando las plantaciones. Todo el mundo sabía que su recompensa vendría mucho más tarde, pero la visión de Vegetto, cada vez con más problemas a causa de su hambre crónico, les obligó a redoblar sus esfuerzos. Karin-sama les había dado sus dos senzus, pero Vegetto se negó categóricamente a tocarlas, explicando que había que guardarlas para tiempos más difíciles. Y tenía razón.

En esa etapa, quedaban once meses antes de las primeras cosechas. Por orgullo, Vegetto quería esperar al menos otros dos meses antes del tomarse la primera Senzu. Pasaron los días en paz en su pequeño mundo. Tres meses más tarde, Vegetto se tomó la primera Senzu. Sólo quedaban ocho meses. Si se tomaba la siguiente dentro de cuatro o cinco meses, lo conseguiría. Tenía que hacerlo... Pero cada vez más, Vegetto sentía la influencia del hambre pesarle en el estómago y debilitarlo. Metía más tiempo al trabajo, era menos enérgico, parecía más cansado, y comía grandes cantidades de comida sin sentir realmente un cambio. Se encontró finalmente a sólo tres meses antes de comer la siguiente Senzu. Su entorno se inquietaba. Cada noche, Bulma le pedía que descansase, y cada mañana los niños le compartían su preocupación, sólo que por orgullo, negó su cansancio en redondo. A veces incluso se enfadaba, pero sus cóleras no duraban nunca mucho tiempo. A tres meses de los primeros brotes, Vegetto cayó en la primera enfermedad. Cavando otra acequia, cayó a tierra. Alarmado por la caída repentina de su ki, Gohan corrió a buscarlo. Lo encontró tendido inconsciente en el suelo. Aterrizó y sacudió violentamente al Saiyano en el hombro:

“¡Papá! ¡Papá! ¡Tienes que contestarme!”

Vegetto medio abrió los ojos y permaneció en silencio durante unos segundos antes de intentar mover el brazo. Sin éxito. Gohan le llevó en su espalda y rezó a todos los dioses que conocía por que Vegetto se recuperase rápidamente. Cuando Bulma vio a Gohan llevar a Vegetto en la espalda, se precipitó sobre él con visible pánico. Gohan puso a su padre en el suelo y resopló ruidosamente.

“¡Gohan! ¿Qué le ha pasado a tu padre?”

El joven no respondió de inmediato, sumido en sus pensamientos. Finalmente, levantó la cabeza para decir:

“Sentí su ki bajar de golpe. Fui a ver lo que pasaba, y me lo encontré así, tendido en el suelo...”

Bulma se puso la mano en la boca para ahogar un grito de horror. Chichi salió de la casa corriendo.

“¿Qué ha pasado? ¡Te he visto llegar por la ventana!”

“Vegetto está enfermo, dijo Bulma.”

“¡En ese caso, no lo dejes ahí!” exclamó Chichi. Llévalo a la cama.

Gohan obedeció. Chichi se puso a calentar agua y a preparar comida para un regimiento, mientras que Bulma velaba por Vegetto. Este último comenzó a tener fiebre y a murmurar en sueños.

“Cúrate rápido...” Repetía Bulma como una letanía.

“Bul... ma... La esfera del dragón...” Murmuró Vegetto.

Bulma reconoció ciertos pasajes de su adolescencia en esas palabras. Los momentos vividos con Goku. Pero pronto, Vegetto contó pasajes de otra vida. En su cabeza, las cosas se mezclaban. Comenzó a delirar, a abrir los ojos y a decir frases sin sentido como "Bulma, dile al conejo que se vaya" antes de volver a dormirse durante una hora. Todo el mundo estaba muy preocupado, es por eso por lo que doblaron su trabajo de coraje. Durante los cortos despertares de Vegetto, Bulma le hacía comer algunos platos, que tragaba cada vez con más dificultad, esperando que él se siéntese mejor después. Frente a su impotencia, sólo podía llorar. Chichi, que la escuchaba, fue a consolarla:

“Llorar no sirve de nada. Utiliza tu energía para otra cosa.”

“Es sólo que... Aún quedan tres meses antes de la cosecha y... Me temo que no salga de ésta.”

“Va a salir adelante,” dijo Chichi con tal seguridad que Bulma no pudo sino asentir.

Al día siguiente, Vegetto se encontró con fuerzas para levantarse. Después de una severa reprimenda, y algunas amenazas de muerte en caso de regresase al trabajo, el Saiyano consintió quedarse a descansar. Dedicaba su tiempo en comer y dormir, cosa que detestaba más que otra cosa. Después de una semana con este tratamiento horrible, pudo volver a trabajar. A un mes de la cosecha, reunió a todos:

“Escuchad, queda un mes, me gustaría que discutiésemos qué vamos a hacer luego...”

“¿Qué quieres decir?” preguntó Krilin.

“¡No vamos a quedarnos aquí toda la vida! ¡Debemos garantizar el nivel de comida, y yo no voy a ir y venir de aquí a la Tierra siempre, es agotador! Los niños además no están yendo a la escuela, y tienen que ir a la escuela para recibir una educación. Así que por eso tendremos que encontrar una manera de...”

“Podría hacer máquinas que realizasen las tareas por nosotros...” Avanzó Bulma.

“Estaba pensando en gente.”

“¿A quién quiere traer aquí? Los terrícolas no son tontos...”

“Y si le preguntásemos a extra-terrestres...” Dijo Krilin.

“¿Cómo? Y lo más importante, ¿quién?” exclamó Gohan.

“¡No te olvides de que eliminando a Buu, salvó el universo! dijo Bulma. La galaxia entera está en deuda con él.”

“Podríamos hacerlo a través de Kaio-sama,” murmuró el científico, con una mano en la barbilla.

“¡Buena idea! exclamó Vegetto. ¡Voy a hacerlo!”

Vegetto frunció el ceño en un esfuerzo de concentración.

“Maestro... Maestro, ¿me oyes?”

“Te escucho, Vegetto.” Dijo la voz de Kaio-sama.

“¿Puedes transmitir un mensaje de confianza a algunos pueblos de confianza, como los namekianos por ejemplo?”

“Por supuesto que puedo. Dime el mensaje.”

“Diles que mi supervivencia depende de sus respuestas, y que necesitaré mucha ayuda para hacer crecer mis senzus.”

“Está bien. Espera unos segundos...”

La espera parecía durarle horas a Vegetto, cuando oyó nuevamente la voz de Kaio-sama resonar en el hueco de las orejas:

“Ya está. Ya he recibido algunas respuestas. Como esperaba, los namekianos respondieron de inmediato. También está el pueblo de los Haïteku, un pueblo pacífico y muy numeroso y que vive en el mismo sector que los namekianos.”

“Me esperaba algo más... ¡Después de todo, salvé al universo de un verdadero aprieto!”

“Sí, sólo que el universo no sabe... ¡Y no podemos confiarle ese secreto a todo el mundo!”

Vegetto suspiró y dio las gracias a Kaiosama, y a continuación, cortó el vínculo. Los demás no se había perdido nada de la conversación y se quedaron perplejos. ¿Cómo salir de ese lío?

Vegetto pasaba el tiempo entrenándose. Sólo dos semanas de espera, y ya estaría. Dos cortas semanas. Por supuesto, estaba totalmente desaconsejado ejercitarse en esas condiciones, pero si no lo hacía demasiado fuerte, no pasaría nada malo, ¿no? De todas formas, lo haría de todos modos. A pesar de la prohibición de Bulma y las reprimendas de Chichi, necesitaba moverse, cansarse. Era su manera de sentirse vivo. No meditaba excepto cuando se entrenaba. Estaba llevando a cabo una serie de patadas cuando Gohan aterrizó delante de él.

“No deberías hacer eso, dijo. Imagina que te vuelves a poner enfermo.”

“Aún así prefiero esto, dijo Vegetto. Tú tienes genes Saiyanos, tú también debes saber que la inactividad me está matando. Tú bien que te entrenas cuando puedes con Krilin, o con los niños.”

“¡Sí, pero aquí se trata de su salud! gritó Gohan de repente. Si te pasase algo malo, ¿qué harías?”

“Me diría que por lo menos he hecho lo que me gusta.”

Gohan estuvo a punto de seguir con otra respuesta mordaz, pero Vegetto fue más rápido:

“Entendido. Dejaré de entrenar, pero sólo si me prometes algo.”

“¿Qué?”

“Quiero que cuando tenga senzus a mano, me disputes un combate.”

“¿Lo dices en serio? Claramente me superas.”

“Sí, nunca he hablado más en serio. Tú sabes que tienes un potencial, y yo sólo quiero saber hasta dónde va...”

“Ya sabes que nunca me ha gustado la lucha...”

Vegetto se echó a reír a carcajadas:

“Sí, es realmente sorprendente sabiendo quiénes son tus padres. Vamos, hazme este favor. Estoy tan oxidado que siento que incluso Freezer podría plantarme cara.”

“Estás exagerando...” Dijo Gohan, sonriendo.

Vegetto se estremeció. Sabía que Gohan era fuerte. Lo sentía hasta el fondo de su alma. Si solamente su hijo hubiese sido un poco más guerrero... Un poco más peleador... ¡Él adoraba luchar contra oponentes poderosos! ¡Y ahora ese pequeño placer se le negaba! Juntó las manos e insistió:

“Venga, en contrapartida, no me transformare.”

Gohan reflexionó durante algunos minutos. No era razonable, él lo sabía. Y sin embargo... A pesar de la vida tranquila a la que aspiraba, a pesar de su amor por la calma y la rutina, se puso en posición de combate. Con una ligera sonrisa, concedió:

“Muy bien, luchemos. Solamente, júrame que al menor signo de debilidad, dejamos todo y volvemos a casa.”

Por toda respuesta el Saiyano se lanzó sobre su hijo, con los puños hacia adelante. Gohan paró los dos derechazos directos lanzados por su padre, pero no vio venir el puñetazo de izquierda que recibió de frente. Fue arrojado más de una docena de metros antes de estrellarse contra el suelo. Cuando se levantó, se dio cuenta de que su labio sangraba.

“¡Va en serio! pensó, limpiándose con la parte de atrás de la mano. Voy a tener que desplegar todas mis fuerzas para plantarle cara.”

Vegetto sonrió y corrió otra vez. Esta vez, Gohan logró responder y contraatacó con un tiro potente a la mandíbula. Vegetto sacudió la cabeza, aturdido. Gohan aprovechó la oportunidad para colarse detrás de él y asestarle un duro golpe en la cabeza, con las manos unidas. Vegetto se apoyó en el suelo para saltar sobre Gohan y lanzarle una bola de energía a su estómago. Gohan gritó al contacto con la bola de fuego, y se puso una mano en la quemadura, mientras que con la otra bloqueó una patada tan rápida que sólo vio su sombra. Al darse cuenta de la brecha, Vegetto envió una segunda bola que golpeó a Gohan, esta vez en el torso. Gohan respondió con un Kamehameha furioso que Vegetto esquivó por poco. El medio Saiyano aprovechó este segundo para aumentar su poder: Un aura blanca lo rodeó. Vegetto le sonrió con ferocidad. El joven se precipitó hacia su padre y le metió un directo en el estómago, que hizo doblarse en dos a Vegetto. Este último levantó la vista y miró a su hijo a los ojos, satisfecho.

“¡Extraordinario, Gohan, tu fuerza es realmente una locura! ¡El regalo del anciano Kaioshin realmente ha hecho su efecto! Es aún más impresionante de cerca que cuando lo veía de lejos.”

“¿Eso crees? Cuando recibí este poder, tenía la impresión de ser el rey del mundo, era el número uno, como contra Célula... ¡Pero al poco tú me sobrepasaste, y por mucho, muchísimo!...”

“Vamos, nuestra pelea está bastante equilibrada.”

“¿Estás de broma? ¡Ni siquiera estás en Súper Saiyano!”

“Tú tampoco.”

“En realidad sí, pero no se ve. Te puedo asegurar que el poder que saco, lo saco imaginando que me transformo en un Súper Saiyano 3. Es la obra del anciano Kaio-shin lo que me lo permite. Mi pelo ya no cambia de color.”

“¡Pero si tú nunca has estado en SSJ3!”

“Ahora lo soy. Pero sin sus defectos. Cuando saqué mi poder contra Buu, me di cuenta a la perfección de que era un poder muy superior al del SSJ3 de papá.”

Vegetto hizo una especie de sonrisa, con la mirada nublada con nostalgia. Gohan frunció el ceño ante esos ojos. Un segundo después, todos los rastros de este sentimiento habían desaparecido de la faz del Saiyano, que dijo con una sonrisa mucho más sincera:

“Llamas a Goku "papá", y hablas en tercera persona delante de mí.”

“Estoy confundido, dijo Gohan, rascándose la nariz. Creo solamente que, como lo pediste, es necesario separaros. Mi padre, bueno... El original, ya no está... Además, los hábitos tardan en morir.”

“Al contrario, estoy muy feliz de que hagas la distinción. Pero, ¿me podrás considerar como tu padre?”

“¡Yo ya lo hago! Es sólo que a veces, se me escapa...”

“Eso no nos molesta, dijo Vegetto parodiando a propósito su voz, en referencia a aquellos que todavía pensaban que ese cuerpo contenía dos personas.”

Gohan se rió de la inocente gracia, cuando de repente Vegetto ahogó un grito y se desplomó al suelo.

“¡Mierda! exclamó Gohan mientras volaba a toda velocidad hacia su padre. Veg... ¡Papá! ¿Estás bien?”

“Me he forzado demasiado...” Murmuró débilmente.

Ilustración de :

Emil      

BK-81       64 65

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Nuevos avatares: Películas y Soldados

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Coloreados y recopilados por HomolaGábor, Argelios, ZenBuu y Ammar.

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