¿El mal...?
Tus numerosos viajes te han implantado una mínima parte de maldad.
Los hombres son crueles y vivir entre ellos te ha corrompido.
Por pequeña que sea, la maldad de tu corazón esta ahí.
No puedo aceptar que tomes el papel de Dios en estas condiciones.
¿Cómo puedo solucionarlo?
Tienes que deshacerte de esa maldad. Pero no sé cómo.
¡¡¡Haré todo lo que pueda por ganarme su confianza, maestro!!!
Cuento contigo...